El 15 de setiembre de 1895 se develó por primera vez ante las miradas asombradas de cientos de costarricenses el Monumento Nacional; ceremonia que estuvo a cargo del presidente de la República, Rafael Yglesias y que sirvió para mostrar a los costarricenses y delegados centroamericanos el potencial militar del gobierno y la riqueza de la Costa Rica liberal de aquella época.

El Monumento Nacional se terminó en París en 1891 por lo cual lleva la siguiente inscripción: «Louis Carrier Belleuse, 1891», sin embargo llegó a Costa Rica hasta 1892.

Por entonces se presentaron dos problemas: encontrarle un sitio favorable y, desde luego, montarlo. Se resolvió primero no colocarlo en la Plaza Mayor, como se había decidido en 1857, sino en otro espacio más amplio, la llamada Plaza de la Estación, cerca del Ferrocarril al Atlántico, de ahí que ahora el parque tornara su nombre a Parque Nacional.

Los árboles que rodean al Monumento Nacional no permiten que muchos de los costarricenses aprecien su valor plástico y cívico. Entre las funciones que cumple en el imaginario colectivo este complejo escultórico está la de reafirmar la unión y la identidad de los ciudadanos costarricenses y las naciones centroamericanas representadas en él.

 

Significado de sus esculturas

La obra fue ejecutada en bronce, sobre un pedestal, con siete figuras en representaciones de las cinco Repúblicas de América Central (Costa Rica, Nicaragua, Guatemala, Honduras, El Salvador) uniéndose para defender su territorio y rechazar la invasión personificada por William Wálker, la septima figura es un soldado muerto.

En el centro del grupo, a mayor nivel, sobresale Costa Rica alzando el pabellón nacional. Esta escultura lleva puesto un bonete frigio, símbolo de la libertad. Sostiene a Nicaragua con la espada rota y el rostro velado que simboliza el duelo o vergüenza por la ocupación. Y con la otra mano en la bandera, Costa Rica indica el camino a las demás repúblicas hermanas. Esta es la figura principal del Monumento, que recuerda el liderazgo costarricense durante la Campaña Nacional.

En cuanto a las armas, Guatemala empuña el hacha, El Salvador una espada y Honduras flechas con el escudo, que significa resistencia. Todas esas armas, indígenas y coloniales, simbolizan la historia unitaria de Centroamérica, y motivan la unión de la Patria Grande contra el invasor, Walker, que, doblegado por la arremetida, huye, con el fusil en mano.

Los cuatro bajorrelieves del pedestal representan:

  • La batalla de Santa Rosa (20 marzo de 1856).
  • La batalla de Rivas (11 abril 1856, episodio de Juan Santamaría).
  • La toma del río San Juan.
  • Los jefes de la campaña nacional centroamericana alrededor del presidente Juan Rafael Mora Porras.

Además, adornan el pedestal, escudos y fasces, que simboliza la justicia.

El Monumento Nacional resalta y analiza temas ligados a la sociedad costarricense como lo son el nacionalismo, la identidad nacional y el civismo. Además de la lucha por la soberanía nacional y la defensa de la independencia, tanto política como económica.